miércoles, 29 de abril de 2015

Persiana americana


En Paraná había a fines de los 80 y hasta mediados de los 90 una casa de video juegos en la esquina de Uruguay y Corrientes, en ese lugar vi por primera vez un póster de esos, que tenían como neon y anteojos de sol y olas y delfines y sorbetes con formas de corazón. 


También había un póster de una tenista hermosa que estaba rascándose una nalga, solía ir sólo por ese póster. No lo miraba directo, para no parecer tan baboso, pero si, cada vez que podía lo miraba de reojo. Luego ya con el paso del tiempo conocí el nombre de esos posters y conseguí una visera con una surfista con esnorquel melenuda montada sobre un delfín en el medio de una bahía con el sol a pleno, todo eso en mi frente. Iba a los boliches loqueado con eso.

También conocí las portadas de Vestida para matar y Doble de cuerpo de Brian de Palma y las revistas de comics ochentosas españolas. En ese mini cosmos de joven mirón que fui armando con el tiempo, incluyo ahora las portadas de Crimen & Cia de Versal, que algunas tengo en casa y esta en particular. 







La historia transcurre en 1985 entre Miami, Puerto Rico y Atlantic City, el titulo original es Glitz que significa glamour, brillo, ostentación, y esta bien, no es lo mismo, pero en el brillo, en la ostentación y el glamour hay un poco de fulgor y un poco de muerte.




miércoles, 15 de abril de 2015

El paso del tiempo

Ahora que estoy medio gordo ya no ando tanto en bicicleta y los tiempos últimamente se me han reorganizado o al menos temporalmente mis prioridades están revisadas, revisión que pasa por volver a casa y planear estrategias para el crédito que estoy pagando y   tratando de juntar el mango, igual no me quejo, la llevamos bastante bien y mis buenos gustos me doy (en plan sedentario) jjjjj. Pero si hay algo que siempre me da vueltas en la cabeza es la posibilidad de salir a dar una vuelta por Paraná, siempre hay lugares asombrosos, siempre se puede ver algo con nuevos ojos, y ese ver siempre esta lleno de tensiones. 


Un poco a eso me llevo este libro, sobre como el autor al principio un poco escéptico se acerca a la bienal y a una ciudad y como de a poquito se va perdiendo entre las obras y como lo van inundando y de cómo se duerme y se despierta pensando en ellas y de sus caminatas diarias y sus idas y venidas arriba de colectivos.


Cuando cada quince días nos reunimos con Fran y los chicos y chicas para el Pariente taller vuelvo a sentir eso, el placer de perderme en obras, de preguntar y preguntarme, y dejarme impregnar, llevarme algo de cada uno de ellos y también que ellos se lleven algo de mi.

martes, 7 de abril de 2015

Aviones a escala

Te acuerdas de la vez que entramos al aeropuerto abandonado por la gestión provincial en bicicleta e hicimos la plancha sobre la cinta de equipaje y que previo vaciar nuestras mochilas, nos llevamos a escondidas el avión a escala de Laer? 
Le contábamos las butacas, jugábamos a que vos y yo íbamos en el medio y nos metíamos en el baño a fumar la fantasía de finales de los 90. 
Hicimos un video en el piletón vacío que está en la entrada de la ciudad, y corríamos por las líneas negras de los andariveles, con el avión de plástico transparente bajo el brazo, nos poníamos así, como con medio cuerpo afuera como nadando en un cielo azul de pintura de caucho y azulejos y membrana antideslizante en los bordes.
Ah! Porque en toda historia incluyo un muerto, te acuerdas cuando desde ese mismo avión saltamos, mientras veíamos Iluminados por el fuego y volvimos a nado hasta la costa de Paraná entre tiburones y algas de antes de la formación de las islas?
En un 600 sin puertas aprendimos a manejar, en la calle que inauguraron con la visita del Papa, estirábamos los brazos, y parecía un auto alado, hacíamos giros en U y poníamos un teléfono de mentira en el techo descascarado como si fuese la sirena.
En aquella época trabajábamos, éramos artistas empleados de la gestión municipal y nos hicieron pintar carteles de bienvenida para el Papa, y reproducimos a escala de uno en uno el paisaje que estaba detrás de los carteles porque nos dijeron que así seria todo mas real. Nos hicieron desfazar los rojos y los azules porque el Papa de aquel entonces sufría un leve daltonismo.
Escribimos Bienvenido en cinco idiomas, de cinco países que, entre muchos otros, nunca voy a conocer