Más se nos pide que soltemos, más… nada se va.
Bueno, no tiene por qué irse nada ni quedarse nada, pero en este momento donde se les dice a los zurdos que van a tener que correr, donde el presidente dice que quiere poner el último clavo al cajón del kirchnerismo con Cristina adentro, pareciera que la impronta fuese esa (“afuera!”).
Una visión que pasa desde la violencia a la analgesia donde el pasado o lo que nos pasa con el pasado fuese algo con lo que no cargar, o al menos no mirar de frente.
Recordar significa volver a pasar por el corazón. Añorar es recordar con tristeza, no saber donde algo está. La nostalgia es un regreso doloroso. Anhelo es un deseo de que las cosas sean de determinada manera en un futuro. La memoria es eso que compartimos
Ahora bien, cuáles otras dimensiones abarcan estos términos. Valentina los desplaza desde lo íntimo lo social o cultural a la naturaleza. Los bananos del patio de Casa Banano. A contrapelo del “Soñar en grande”, Valentina busca refugio en un ejercicio íntimo: desde el recuerdo desafía la simultaneidad. Cuánto margen de tiempo debe pasar entre que alo suceda a que haya sucedido? Al caer la tarde, cuando los rayos del sol están mas cerca del horizonte, la luz se dispersa. En esas horas, durante dos días, la artista va y viene dejando un surco. Surco que dejará también la tinta azul de la birome sobre el papel.
Ya no es una representación en la naturaleza a la manera impresionista sino en tránsito. Es un llevar y traer, un esfuerzo en lo físico de la acción. No solo en las 14 caminatas entre la habitación del segundo piso hasta el patio de la casa, sino también suma el esfuerzo físico de recordar y dibujar.
Los bananos, ejercitando el animismo: Qué ven, que escuchan, cómo resuenan en ellos las presencias que los visitan de vez en cuando? ¿Qué se llevan y que se traen de ese vínculo entre especies? Deben de seguro ponerse coquetos para el retrato, reordenar sus verdes para que el sol los luzca, incomodarse con las babosas y el ruido del microcentro paranaense, la cercanía a la casa de gobierno. A la vez, se divierten con la cosquilla que le producen los gatos que habitan la casa y se dejan llevar por las fragancias que traen los jóvenes que al escaparse de la escuela saltan tapiales para fumar, reír y desnudarse junto a ellos.Visto así, dibujar bananos es dibujar “con” los bananos, generar reciprocidades. Los dibujos de Valentina son pequeñitos, de estuche, de un breve lapso. Para que en su hacer no se escapen del recuerdo, para que a la noche cuando cerremos los ojos vuelvan a aparecernos en sueños.
---Ejercicio sobre el recuerdo de Casa Banano, de Valentina Bolcatto en Casa Banano. Noviembre 2024. Fotografía de @miroalverte