“Es la luz en la que están al acecho las figuras; al acecho de animales, de nombres olvidados, de un sendero de vuelta a casa, del nuevo día, del sueño, del siguiente camión, de la primavera. Es una luz en la que no hay permanencia; la luz de lo que no dura más que un vistazo. Esta luz es otra llave que también abre la cancela.”
Que bueno cuando un conjunto de obras, te dispara hacia otras y así, muy muy hacia adentro y muy muy hacia afuera: esa es la sensación luego de visitar Introspección de Camila Rufiner, Jimena Balcaza y Walter Musich. Una puerta que se abre hacía la luz, una luz que inunda el adentro y el afuera.
Las obras de Walter son una serie llamada El visitante, collages digitales acompañados de un texto, donde nos habla de esa visita, pienso ¿Cuándo dejamos de ser visita y nos volvemos residentes? ¿Son nuestros fantasmas, fantasmas de paso, o compañeros permanentes? Cuándo el visitante se va, ¿Quedá algo de él viviendo en nosotros? Las obras de Walter tienen algo de eso. Me acerco a ver las obras de Walter, casi con la nariz pegada a la pared mirándolas de reojo, pensando si tienen relieve, no distingo si están dibujadas encima o si es solo (mi) impresión. Las imágenes representan lugares domésticos y cotidianos, pero que en las piezas de Walter se vuelven lugares extraños, porque si bien aparecen elementos que podrían dar pie a pensar que son de UN lugar en particular, que tienen determinado marco el espejo del baño, determinada forma la bacha del baño, determinadas plantas las macetas, el resto se encuentra “abstraído”, borrado o sintetizado, como si quisiera que tuviéramos algunos indicios pero no todos, como si quedará para nosotros, los visitantes, una tarea por cumplir. Pienso, cuales son los mínimos elementos que constituirían un baño, una cocina, un dormitorio cuales son los mínimos elementos que nos permitirían constituir una presencia, otro. Como cierra el texto plotteado en la pared debajo de las obras: Un ser que exista, pero que sea real.
La muestra se llama “Introspección”, y me pregunto porque no “introspecciones”, si hubo alguna decisión ahí de evitar el plural, pienso en las muestras colectivas, en la dificultad de poner un nombre a la muestra, por más que tengan un eje en común, en cuánto se funden la obra de uno en el otro, en cuánto se impregnan, y como una condiciona a la otra, cuales son los puntos en los que se funden
La obra de Camila Rufiner es una instalación sonora, la narración del audio es de la propia artista. Me siento, me pongo los auriculares, y me llama la atención la disposición de las sillas, la foto flotando en el medio de la sala, las sillas en cruz, la caja en el medio de la que salen los cables. Me senté y no sé si escuche el relato completo, estoy casi seguro que sí, pero no estoy seguro si el relato es un relato "completo" tiene algo de entrada y salida, pero no de completitud, y por otro lado, se mezclaban las voces, no sé si siempre era la misma voz, si eran varias, si era la misma y varias a la vez. ¿Es la voz y la foto, la voz y la foto de la artista? Había indicios de que esa voz era de esa misma niña que estaba en la foto, pero no está del claro del todo. En un momento éramos cuatro personas escuchando a la vez, una en cada silla, y pensaba, ¿Estaremos escuchando lo mismo a la vez? ¿Estarán los audios desfazados? o llendo mas allá, ¿Habrá diferentes audios en cada una de las sillas? Estarán sintiendo los otros oyentes, lo mismo que yo o yo lo mismo que ellos?
Camila me dice: "Buscada" la obra del audio es un relato de un recuerdo recurrente al cual pude llegar una vez de hallar la fotografía con la cual me buscaron. El montaje de las fotografías (que son copias de la original) pasaron por varias formas de montajes y al fin y al cabo consideré que aquella sería la más acertada. En varías obras he trabajado la simplificación de la forma para intentar generar la menor desatención posible de lo que es el punto de interés. La caja es un punto de interés principal tanto por la disposición en el espacio como por las sillas que se encuentran en ese punto a través de esa cruz que vos mencionas. Flotan porque provienen del mundo de las ideas y de la interpretación, a mi me paso que una vez que cree el relato le pedí a mi padre y a mi hermana que me contaran como lo habían vivido y sus ideas e interpretaciones de lo ocurrido, y me dí cuenta que eran otras e incluso algunas totalmente opuestas (…) el relato tiene un principio y un final propuesto por mí, pero al estar en loop lo convierte en un ir y venir constante en donde une comienza a pensar si en verdad esa niña fue buscada, encontrada, y si al fin y al cabo nunca la hallaron, si esa madre fue madre o no lo fue... las decisiones van y vienen en el relato, alguna no llegan a nada, los viajes ocurren pero nunca llegan a destino, o el destino siempre es el viaje. El audio es contradictorio, el ejercicio de la memoria es contradictorio”
Que bueno cuando un conjunto de obras, te dispara hacia otras y así, muy muy hacia adentro y muy muy hacia afuera: esa es la sensación luego de visitar Introspección de Camila Rufiner, Jimena Balcaza y Walter Musich. Una puerta que se abre hacía la luz, una luz que inunda el adentro y el afuera.
Las obras de Walter son una serie llamada El visitante, collages digitales acompañados de un texto, donde nos habla de esa visita, pienso ¿Cuándo dejamos de ser visita y nos volvemos residentes? ¿Son nuestros fantasmas, fantasmas de paso, o compañeros permanentes? Cuándo el visitante se va, ¿Quedá algo de él viviendo en nosotros? Las obras de Walter tienen algo de eso. Me acerco a ver las obras de Walter, casi con la nariz pegada a la pared mirándolas de reojo, pensando si tienen relieve, no distingo si están dibujadas encima o si es solo (mi) impresión. Las imágenes representan lugares domésticos y cotidianos, pero que en las piezas de Walter se vuelven lugares extraños, porque si bien aparecen elementos que podrían dar pie a pensar que son de UN lugar en particular, que tienen determinado marco el espejo del baño, determinada forma la bacha del baño, determinadas plantas las macetas, el resto se encuentra “abstraído”, borrado o sintetizado, como si quisiera que tuviéramos algunos indicios pero no todos, como si quedará para nosotros, los visitantes, una tarea por cumplir. Pienso, cuales son los mínimos elementos que constituirían un baño, una cocina, un dormitorio cuales son los mínimos elementos que nos permitirían constituir una presencia, otro. Como cierra el texto plotteado en la pared debajo de las obras: Un ser que exista, pero que sea real.
La muestra se llama “Introspección”, y me pregunto porque no “introspecciones”, si hubo alguna decisión ahí de evitar el plural, pienso en las muestras colectivas, en la dificultad de poner un nombre a la muestra, por más que tengan un eje en común, en cuánto se funden la obra de uno en el otro, en cuánto se impregnan, y como una condiciona a la otra, cuales son los puntos en los que se funden
La obra de Camila Rufiner es una instalación sonora, la narración del audio es de la propia artista. Me siento, me pongo los auriculares, y me llama la atención la disposición de las sillas, la foto flotando en el medio de la sala, las sillas en cruz, la caja en el medio de la que salen los cables. Me senté y no sé si escuche el relato completo, estoy casi seguro que sí, pero no estoy seguro si el relato es un relato "completo" tiene algo de entrada y salida, pero no de completitud, y por otro lado, se mezclaban las voces, no sé si siempre era la misma voz, si eran varias, si era la misma y varias a la vez. ¿Es la voz y la foto, la voz y la foto de la artista? Había indicios de que esa voz era de esa misma niña que estaba en la foto, pero no está del claro del todo. En un momento éramos cuatro personas escuchando a la vez, una en cada silla, y pensaba, ¿Estaremos escuchando lo mismo a la vez? ¿Estarán los audios desfazados? o llendo mas allá, ¿Habrá diferentes audios en cada una de las sillas? Estarán sintiendo los otros oyentes, lo mismo que yo o yo lo mismo que ellos?
Camila me dice: "Buscada" la obra del audio es un relato de un recuerdo recurrente al cual pude llegar una vez de hallar la fotografía con la cual me buscaron. El montaje de las fotografías (que son copias de la original) pasaron por varias formas de montajes y al fin y al cabo consideré que aquella sería la más acertada. En varías obras he trabajado la simplificación de la forma para intentar generar la menor desatención posible de lo que es el punto de interés. La caja es un punto de interés principal tanto por la disposición en el espacio como por las sillas que se encuentran en ese punto a través de esa cruz que vos mencionas. Flotan porque provienen del mundo de las ideas y de la interpretación, a mi me paso que una vez que cree el relato le pedí a mi padre y a mi hermana que me contaran como lo habían vivido y sus ideas e interpretaciones de lo ocurrido, y me dí cuenta que eran otras e incluso algunas totalmente opuestas (…) el relato tiene un principio y un final propuesto por mí, pero al estar en loop lo convierte en un ir y venir constante en donde une comienza a pensar si en verdad esa niña fue buscada, encontrada, y si al fin y al cabo nunca la hallaron, si esa madre fue madre o no lo fue... las decisiones van y vienen en el relato, alguna no llegan a nada, los viajes ocurren pero nunca llegan a destino, o el destino siempre es el viaje. El audio es contradictorio, el ejercicio de la memoria es contradictorio”
Recuerdo entonces El desierto y su semilla de Jorge Barón Biza, los vínculos borrosos entre padres e hijos, los desfasajes entre la historia y la memoria, en su concepto de autobiografía: “La memoria es selectiva. La memoria es réplica –es embellecedora, también– pero nos tiende enormes traiciones”.
La muestra se completa con la obra de Jimena Balcaza. Abro el mesenger de facebook y veo un mensaje de Jimena, de abril del 2018 invitando a compartir fotos de nuestros platos antes empezar a comer. Un año después la artista nos muestra “Convite virtual” las fotos que fue recopilando y pienso como esos platos se fueron maserando con el tiempo, como se habran ido condensando a medida que le llegaban las fotos, si iban cumpliendo sus expectativas o no, si se iban montando en tu cabeza o en la pared, como se irían ordenando. En la sala tienen algo de "cascada", como una vertiente, arrancan de arriba hacia abajo super alineadas arriba y luego se van dispersando, como diluyéndose, no son un grilla ( la grilla cuadradita de instagram) sino como si intensionalmente quisiera desarmarla. En su mayoría con una vista cenital, las fotos terminan componiendo una gran mesa, una mesa/puzzle, un banquete.
Banquete que nos conecta con ese visitante de la obra de Walter, ese que estuvo, está y estará. ¿Querrá sentarse a la mesa con nosotros? Y ¿Cuánto perdurará de él cuando ya se haya ido?
/Camila Rufiner Walter Musich María Jimena Introspección. Casa de la Cultura de Entre Ríos Abril 2019
/Camila Rufiner Walter Musich María Jimena Introspección. Casa de la Cultura de Entre Ríos Abril 2019
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