Spinning dancer es una ilusión óptica de la
silueta de una bailarina sin sombras, sin volumen, toda negro, que gira apoyada
en un pié hacia la izquierda o hacia la derecha dependiendo de quien observa su
sentido de rotación. Encuentro en internet una posible definición: “Nuestro sistema es visual, si tiene una
opción, parece preferir la vista desde arriba (…) Es un sesgo perceptivo. Es
lógico suponer que estamos mirando sobre los objetos que se encuentran en el
suelo debajo de nosotros, en lugar de que estén flotando en el aire por encima
de nosotros, como en el caso de la señorita giratoria”. Así, algunos días
solemos verla girar hacia un lado o hacia el otro, dependiendo de si la miramos
“desde arriba” o “desde abajo”.
A partir de esto, pienso qué pasa con el video “Plegarias profundas” de Daniela Arnaudo. La obra está compuesta por una gran sábana blanca matrimonial antigua, donde se proyecta un video en el cual la artista realiza de espaldas un movimiento de balanceo, se para y se arrodilla, como un gesto devocional y hasta diría de dolor. Los videos están hechos en espacios amplios y abiertos, al aire libre. La cámara fija y la disposición simétrica del paisaje y de la artista comienza en mi cabeza después a generar el mismo efecto que la bailarina. Pero hay una diferencia, no estoy seguro si Daniela se está arrodillando constantemente o parando constantemente. Es como si el ir hacia adelante o hacia atrás en el tiempo fuese su juego. No sabemos si estamos yendo hacia al pasado o viniendo al futuro, y ahí está su merito. Es una cuestión de percepción y con eso entramos a participar, entre otras opciones, de su obra.
Lo
mismo sucede con la gran pieza de pintura y bordado “Instinto”, que por su
dimensión nos obliga a alejarnos y acercarnos, donde de lejos un león juega
entre sus patas con un caballito y detrás un oso hormiguero persiguiendo
hormigas, pero al acercarnos comienzan a suceder otras cosas, ahora el color
vuelve confuso el episodio. ¿Qué están haciendo esos bichos ahí?
Se nos plantea así una tensión entre las distancias, ángulos, y dislocaciones que atraviesan tanto el cuerpo de la artista como el nuestro, proponiéndonos desde dónde ver su obra, siempre a tientas, siempre sigilosamente.
Se nos plantea así una tensión entre las distancias, ángulos, y dislocaciones que atraviesan tanto el cuerpo de la artista como el nuestro, proponiéndonos desde dónde ver su obra, siempre a tientas, siempre sigilosamente.
Entrando
al museo, hacia la derecha se despliega la instalación/espacio performativo “Debe
Haber” en el que vemos como la artista va reproduciendo, transcribiendo con
dibujos de la manera más exacta posible un inventario de
animales creado por su bisabuelo Bartolo en la década de 1950. Pienso en las
evidencias, en los desfasajes temporales, que pasó entre aquel dibujo de su
bisabuelo y el que está, en este momento realizando la artista? ¿Cómo descansan,
juegan, se reproducen y alimentan esos enciclopédicos animalitos? Daniela
Arnaudo nos facilita la tarea, no hubo un corte, un congelamiento y ahora un
salto abrupto. En el transitar de su acción de a poco los va desvelando, desadormeciendo,
desempolvando, y renutriendo, haciendo que esa transición, entre la presencia y
el olvido sea lo más amable posible.
“En
tiempos de instantes cortos, fugaces, de múltiples estímulos, la insistencia en
la repetición de un simple movimiento cansa, desespera o calma”. Bajo esta
premisa me animo a decir
que a la Bailarina giratoria, al Desvanecimiento de Troxler, y a la Persecución
del Lila, se suma una nueva ilusión óptica: La Insistencia de D.A. y se podría
enunciar de la siguiente manera: Fijar un punto en la sala equidistante a las
tres obras que componen “Permiso para morir un poco”, luego caminar en línea
recta hacia una de ellas con el mentón recto hasta casi apoyar la nariz y dejar que nuestra vista repose unos segundos.
Luego caminar hacia atrás sin despegar la vista hasta volver al punto inicial.
Una vez llegado a ese punto rotar los hombros 120ºgrados y encarar hacia la
siguiente obra y realizar de igual manera el trayecto (vista y mentón). Lo
mismo con la tercera obra hasta volver al punto inicial, completando así los
360º. Cumplido este trayecto no sé bien que sucederá, pero habremos hecho
nuestra parte.
DanielaArnaudo. Permiso para morir un poco. Museo de arte contemporáneo UNL. Bv. Gálvez 1578. Santa Fe. 5 de septiembre
de 2019.
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