lunes, 22 de octubre de 2018

Un Ford Orion modelo 96 resplandece


La teoría de las ventanas rotas surge de un experimento: En el año 1969 se dejaron dos autos abandonados, sin patente y con las puertas abiertas, uno en el Bronx Nueva York y el otro en Palo Alto California. El del Bronx, barrio marginal, y atravesado por la pobreza y la delincuencia, al muy poco tiempo fue desvalijado, desguazado y el de Palo Alto, barrio tranquilo, residencial y de altísimo poder adquisitivo, seguía intacto. Entonces lo que se hizo fue romper una ventana del auto abandonado en Palo Alto para insinuar cierto abandono, lo que produjo que al muy poco tiempo vorazmente comenzaran a desmantelarlo los vecinos.
Autos apilados en un depósito municipal destinado para ese fin con hombre que pasa en bicicleta/ Autos que desbordan tapiales/ Autos en la entrada del depósito perros y vehículos tracción a sangre / Autos apilados desde el llano / Autos apilados desde el llano / Autos invadidos por la vegetación invadiendo la calle / Auto abandonado en la calle / Plano detalle del auto abandonado / Plano detalle de la rueda del auto abandonado /Detalle del interior de auto abandonado /Auto casi abandonado quemado y auto que pasa /Auto abandonado y perro y ramas en movimiento con autos que pasan /Auto abandonado detalle /Auto abandonado y pareja caminando y auto pasando /Noche con auto abandonado y persona saliendo de su casa / Plano de Santa Fe con los lugares donde se prendieron fuego autos y puntero del mouse.
Con la imagen del mapa interactivo, que cada año se acrecienta y como si estuviéramos frente a una entropía que va dispersando su energía y minando el plano de la ciudad, Milton Sccechi - con curaduría de Virginia Sotti - cierra el video que forma parte de su muestra ‘Resolana Nocturna’, que está compuesta por una proyección y una instalación realizada a partir de restos de autos capots y puertas apoyadas entre sí.
El artista va en busca de lo que queda de esos incendios: autos abandonados en las calles, en las veredas, en depósitos, donde son quemados y dejados una y otra vez. Autos modelo 97, modelo 2004, autos que cayeron en desgracia y que quedan ahí abandonados por siempre a su suerte.
Observamos ante la inmovilidad de los vehículos, cómo contrastan en algunas ocasiones el movimiento de las ramas de los árboles o los perros que deambulan, como en una danza callejera. Milton con cámara fija, se acerca y se aleja de ellos, para dar cuenta del paso del tiempo, el óxido, el derrumbe, y la invasión de la naturaleza.
En la novela ‘Rascacielos’ de J. G. Ballard se nos presenta el conflicto de cuán civilizados y correctos podemos ser, cuán cerca estamos de nuestros más bajos instintos: “Un tiempo después, sentado en la terraza mientras se comía al perro, el doctor Robert Laing reflexionó sobre los acontecimientos que habían tenido lugar en el interior de aquel enorme edificio de apartamentos a lo largo de los tres meses anteriores”.
Milton toma distancia de los hechos y se concentra en lo que queda, en las ruinas, y en lo que ya no volverá a ser como antes. Ya no se puede volver el tiempo atrás, entonces con su cámara va en busca de los resquicios para una belleza de lo tremendo en lo cotidiano.
“Desde 2015 no se detienen los incendios de vehículos”, anuncia El diario El Litoral de Santa Fe en un intento de cuantificar detalladamente dónde cuándo y de qué modelo son los autos quemados en esa ciudad. Le pregunto a un amigo analista político, especializado en Big Data y opinión pública, cuáles son sus impresiones sobre el mapa. Lo primero que me explica es que por lo pronto le parece que son un montón, pero no sabe si son un montón en relación a qué, que necesitaría reconfigurarlo al mapa, establecer otros parámetros para establecer posibles causales. Le propongo que nos pongamos paranoicos y hagamos el ejercicio: “¿El auto quemado en tal fecha coincide con el corte de luz en Aristóbulo?” “¿Es efecto de la quema del auto de barrio Candiotti la asunción de Macri como presidente?” “¿Qué papel juegan los servicios privados de vigilancia, los vecinos en alerta, las cámaras de seguridad, el monitoreo de ciertas zonas y la liberación de otras?”. Mi amigo me dice que no nos olvidemos que el pirómano tiene una enfermedad o patología, y que va a encontrar el momento para accionar, pero, le digo, “¿Son pirómanos quienes incendian coches o son las propias concesionarias, empresas aseguradoras, usuarios, que ante cierta obsolescencia, aceleran estos procesos inevitables? … esta última pregunta no tendrá respuesta.
-Resolana nocturna de Milton Se Secchi con curaduría de Virginia Sotti Tacuarita Azul en Proyecto FUGA

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