domingo, 18 de septiembre de 2016

Un triángulo mitad de luz, mitad de sombra, se forma con una escoba, el piso, y la pared


La primera vez que leí un poema pensando que estaba leyendo un poema fue con un poema de Kiwi, lo había leido en una revista universitaria de la Unl que me habían regalado en el año 2mil por haber participado de la Bienal. Todo era nuevo, y leer los versos de un hombre que vivía en Alto Verde fué revelador. Para mi Alto verde, lugar que no conozco era una cosa tipo mitológica, era un fragmento de una canción de Carneviva, el "magnifico altoverde, al andar de la canoa, manteniamos el equilibrio". Aquella revista no tenía foto del autor, lo que le daba un misterio mayor, y la guarde por mucho tiempo, yo que creo que todo lo que hice lo hice en base a acumulación, la guarde por esos poemas de Kiwi. Con el tiempo, ordenando biblioteca y archivos, la tiré, se humedeció, o desapareció. Bueno ahora salió un libro que recopila su obra, y ya no tengo, 16 años después, la revista universitaria por aquí, y leo y busco un fragmento que había quedado grabado en mi memoria de una escoba apoyada en una pared y de las moscas y veo que no hay ninguna escoba apoyada en una pared ni las moscas, y no me lo lamento, porque es muy probable que me lo haya inventado, y esta bueno también que haya cosas que nos vuelvan inventores sin darnos cuenta y algún día aparecerá esa escoba que proyecta un angulo en la pared y el piso de 90º, una escoba vieja y unas moscas que le dan vuelta.

Otros bichos

Llegó interesado en no sé
qué importa.
Me dejó las pulgas
que fui cazando
a medida que trepaban por
mis piernas.

Una por una.
No lo sabe. Me conforta
el haberte sido útil en algo.
  

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