domingo, 30 de julio de 2023

Tu cuello huele delator


Las cinco obras de Amanda Tejo Viviani que conforman “La trenza” su muestra en Púrpura Galería de la ciudad de Santa Fe están montadas en círculo colgando con tanzas desde el techo en el centro de la sala, mirando hacia afuera. Pueden verse así, cada una de un tamaño diferente, como un todo escultórico, rodear el diámetro de aproximadamente 3 metros que posee. Las obras se dan la espalda entre sí, y por los espacios entre unas y otras podemos ver los dorsos, las varillas del bastidor, el lienzo blanco. Es un pentágono, compuesto de lados pero sin vértices, que no hacen esquinas.

La disposición nos permite ver también, si hay alguien más del otro lado, podemos ver sus pies, sus piernas, es como una danza de arremolinar el agua, o un tornado. Un carrousel en el cual, entre obra y obra, se puede filtrar una mirada. Fijar los ojos, entre los ojos de los rostros que aparecen en las obras, en los de alguien más que puede estar ahí.

Me pregunto quiénes son lxs retratadxs. Hay un aire de nostalgia, mezcla de pasado y presente, son Maya Hawke y Graciela Dufau, son Liv Ullmann y Tita Merello, son Gena Rowlands y Graciela Borges. La lista podría seguir, un plano medio de personas que fuman y esperan con collares de perlas, peinados a lo garzón, o con corte bob o mullet de colores, ropa holgada, delineador de cejas, hand pokes, piercing y labial raven. Busco a la artista en google y me percato, relacionándolas con otras piezas, que lxs personajes que forman parte de las obras de La trenza están con la boca cerrada. Son como telepatas, Charles Xaviers insomnes de frondosas cabelleras.

Le pido a César director junto a Lali Martínez imágenes de las obras y de la sala para refrescar la memoria. Los archivos que me manda por mail tienen nombres llamativos. No se si son los nombres de las obras, o las maneras de nombrar los jpg: “lafuga” (así todo junto), “la insoportable”, “sin título”, “mirando mil muertes frente a mi”, “todo lo q ella me dijo”. Celebro eso, la incertidumbre sobre lo que se ve, la anti PDFización de las muestra, de la anti statementización de las trayectorias, la deshomogeneización de los modelos expositivos.

Las escenas nocturnas de las obras, la luz escasa que ilumina los rostros me recuerdan el refrán que dice “de noche todos los gatos son pardos”. La trenza comienza a moverse sobre si, estamos a merced del engaño y por él nos dejamos llevar. Miradas speed, que en la superficie de las pinturas montadas a la altura de los ojos, producen un efecto hipnótico. “No hay banda, y sin embargo hay una banda”, el mismo telón que se abre en Mullhonad Drive de David Lynch. Se desatan tormentas en los sueños y los telones se desvelan. Instancias de pasajes de unos mundos a otros, en un tiempo ausente. La extrañeza de una cinta que suena al revés. La máquina de humo. El éxtasis de aferrarse a una butaca. Un tatuaje de lágrima que cae por la mejilla El relato no lineal que se desdibuja: es aquí mismo, pero diferente.

"La trenza” exposición de Amanda Tejo Viviani en Púrpura Galería Irigoyen Freire 2264. Santa Fe Capital. Muestra en colaboración con NN Galería de arte. Junio 2023

Texto publicado en Revista Jennifer

Cáscaras de naranja aromatizan el mate



La muestra Trópico Canguro es, para sus visitantes, un juego de imaginación. Canguros en el trópico. Un trópico que no es el de cáncer ni el de capricornio. Se descubre una nueva constelación canguro. O la ductilidad de lxs artistas de saltar de un lado a otro, de desplazarse. Es Caetano cantando Black or white o Come as you are. El canguro empieza a refinarse.

Santiago Villanueva dice, en el texto curatorial, que dijo Gumier Maier que dijo Lezama Lima: “Sólo lo difícil es estimulante”. El mismo Gumier Maier que, en Avatares del Arte, en 1989, decía: “Cosecha adeptos el estomaguismo”. Ese estomaguismo lo siento más vigente que nunca. El arte no es ajeno a los nuevos tiempos en el que todo es a los bifes y rápido, o rosca y rosca. Bah, tal vez el algoritmo me conoce y sabe que miro el celu para ver cómo implosiona un submarino hecho con IA, o parrilleros preparando chinchulines, o como contraer deuda saludable en vez de deuda negativa. Y que hice de todo eso un mundo. En fin, lo que quiero decir es que a lo difícil hay que ir, que no está al alcance de la mano, que ya implica un esfuerzo ir hacia lo difícil.

Pensar un Trópico Canguro estimula la mente, el cuerpo, y los sentidos. Todo junto.

Me volví fanatico del CTRL+F. Busco en el texto de la exposición la palabra pensar y está cuatro veces; la palabra arte y está tres; la palabra obra, diez. Así me puedo pasar ratos reordenando, entretenido buscando, como en un ejercicio oulipiano, pensando sinónimos, haciendo de cada obra un poema.

La muestra es un encuentro de disímiles: hay una cita de Ursula Le Guin en la que piensa a la bolsa como un encuentro-contenedor de lo fundamental impensado; y hay otra de John Berger, “La bolsa en cuestión es una pequeña bolsa de resistentes. Una bolsa se forma cuando dos o más personas se ponen de acuerdo y se unen. Se unen para resistir contra un nuevo orden económico mundial que no puede ser más inhumano”. ¿Y que más inhumano, y retomando a Gumier, más estomaguista, que ver en la pantalla a un candidato a presidente diciendo que la venta de órganos es “un mercado más” o que “si yo tuviera un hijo no lo vendería, (pero) quizás de acá a 200 años se podría debatir”?

Las paredes de la sala de La Portland pintadas de blanco parecen derretirse al piso cubierto de nylon negro y pintado de blanco con las manos, o a la inversa, del piso patinoso se densifica y homogeiniza hacia las paredes. La pared vidriada de fondo de la galería se funde con el río Paraná, que cuando baja el sol, sus contrastes, se vuelven sutiles.

Lo barroso, lo difuso, lo sensual de lo sugerido, los ángulos borrosos, es algo muy de acá, escrito desde Paraná. La obra de Victoria Ruíz Díaz abre la pregunta del ¿cómo vemos? por sobre el ¿qué vemos? El montado con bisagras y vidrio permite miradas al pasar, dobleces de frente y dorso que vuelven indefinible saber cuál es cuál. En Federico Roldán Vukonich las superficies de sus obras hechas de papel maché se sienten porosas, con unos rulitos de metal que se asemejan a cascaritas de naranja secadas al sol para aromatizar el mate.

Gonzalo Fuenmayor presenta trabajos en blanco, negro y grises: hay un video escondido en el patio de la galería de unos pies calzados con unos ananás calados que bailan en loop y se desarman en cada paso. Moriremos, pero moriremos bailando.

¿Y entonces? Me voy a contradecir. Las dificultades hay que ir a buscarlas, pero a veces también llegan solas. La cuestión es, en la medida de lo posible, reconocerlas.


TRÓPICO CANGURO
Gonzalo Fuenmayor / Federico Roldán Vukonich / Victoria Ruíz Díaz
Curador: Santiago Villanueva
La Portland. Paraná Entre Ríos. Mayo 2023

Texto publicado en mal.ar