lunes, 22 de abril de 2019

Huir hacia adelante

“Es la luz en la que están al acecho las figuras; al acecho de animales, de nombres olvidados, de un sendero de vuelta a casa, del nuevo día, del sueño, del siguiente camión, de la primavera. Es una luz en la que no hay permanencia; la luz de lo que no dura más que un vistazo. Esta luz es otra llave que también abre la cancela.”
Que bueno cuando un conjunto de obras, te dispara hacia otras y así, muy muy hacia adentro y muy muy hacia afuera: esa es la sensación luego de visitar Introspección de Camila Rufiner, Jimena Balcaza y Walter Musich. Una puerta que se abre hacía la luz, una luz que inunda el adentro y el afuera.
Las obras de Walter son una serie llamada El visitante, collages digitales acompañados de un texto, donde nos habla de esa visita, pienso ¿Cuándo dejamos de ser visita y nos volvemos residentes? ¿Son nuestros fantasmas, fantasmas de paso, o compañeros permanentes? Cuándo el visitante se va, ¿Quedá algo de él viviendo en nosotros? Las obras de Walter tienen algo de eso. Me acerco a ver las obras de Walter, casi con la nariz pegada a la pared mirándolas de reojo, pensando si tienen relieve, no distingo si están dibujadas encima o si es solo (mi) impresión. Las imágenes representan lugares domésticos y cotidianos, pero que en las piezas de Walter se vuelven lugares extraños, porque si bien aparecen elementos que podrían dar pie a pensar que son de UN lugar en particular, que tienen determinado marco el espejo del baño, determinada forma la bacha del baño, determinadas plantas las macetas, el resto se encuentra “abstraído”, borrado o sintetizado, como si quisiera que tuviéramos algunos indicios pero no todos, como si quedará para nosotros, los visitantes, una tarea por cumplir. Pienso, cuales son los mínimos elementos que constituirían un baño, una cocina, un dormitorio cuales son los mínimos elementos que nos permitirían constituir una presencia, otro. Como cierra el texto plotteado en la pared debajo de las obras: Un ser que exista, pero que sea real.
La muestra se llama “Introspección”, y me pregunto porque no “introspecciones”, si hubo alguna decisión ahí de evitar el plural, pienso en las muestras colectivas, en la dificultad de poner un nombre a la muestra, por más que tengan un eje en común, en cuánto se funden la obra de uno en el otro, en cuánto se impregnan, y como una condiciona a la otra, cuales son los puntos en los que se funden
La obra de Camila Rufiner es una instalación sonora, la narración del audio es de la propia artista. Me siento, me pongo los auriculares, y me llama la atención la disposición de las sillas, la foto flotando en el medio de la sala, las sillas en cruz, la caja en el medio de la que salen los cables. Me senté y no sé si escuche el relato completo, estoy casi seguro que sí, pero no estoy seguro si el relato es un relato "completo" tiene algo de entrada y salida, pero no de completitud, y por otro lado, se mezclaban las voces, no sé si siempre era la misma voz, si eran varias, si era la misma y varias a la vez. ¿Es la voz y la foto, la voz y la foto de la artista? Había indicios de que esa voz era de esa misma niña que estaba en la foto, pero no está del claro del todo. En un momento éramos cuatro personas escuchando a la vez, una en cada silla, y pensaba, ¿Estaremos escuchando lo mismo a la vez? ¿Estarán los audios desfazados? o llendo mas allá, ¿Habrá diferentes audios en cada una de las sillas? Estarán sintiendo los otros oyentes, lo mismo que yo o yo lo mismo que ellos?
Camila me dice: "Buscada" la obra del audio es un relato de un recuerdo recurrente al cual pude llegar una vez de hallar la fotografía con la cual me buscaron. El montaje de las fotografías (que son copias de la original) pasaron por varias formas de montajes y al fin y al cabo consideré que aquella sería la más acertada. En varías obras he trabajado la simplificación de la forma para intentar generar la menor desatención posible de lo que es el punto de interés. La caja es un punto de interés principal tanto por la disposición en el espacio como por las sillas que se encuentran en ese punto a través de esa cruz que vos mencionas. Flotan porque provienen del mundo de las ideas y de la interpretación, a mi me paso que una vez que cree el relato le pedí a mi padre y a mi hermana que me contaran como lo habían vivido y sus ideas e interpretaciones de lo ocurrido, y me dí cuenta que eran otras e incluso algunas totalmente opuestas (…) el relato tiene un principio y un final propuesto por mí, pero al estar en loop lo convierte en un ir y venir constante en donde une comienza a pensar si en verdad esa niña fue buscada, encontrada, y si al fin y al cabo nunca la hallaron, si esa madre fue madre o no lo fue... las decisiones van y vienen en el relato, alguna no llegan a nada, los viajes ocurren pero nunca llegan a destino, o el destino siempre es el viaje. El audio es contradictorio, el ejercicio de la memoria es contradictorio”
Recuerdo entonces El desierto y su semilla de Jorge Barón Biza, los vínculos borrosos entre padres e hijos, los desfasajes entre la historia y la memoria, en su concepto de autobiografía: “La memoria es selectiva. La memoria es réplica –es embellecedora, también– pero nos tiende enormes traiciones”.
La muestra se completa con la obra de Jimena Balcaza. Abro el mesenger de facebook y veo un mensaje de Jimena, de abril del 2018 invitando a compartir fotos de nuestros platos antes empezar a comer. Un año después la artista nos muestra “Convite virtual” las fotos que fue recopilando y pienso como esos platos se fueron maserando con el tiempo, como se habran ido condensando a medida que le llegaban las fotos, si iban cumpliendo sus expectativas o no, si se iban montando en tu cabeza o en la pared, como se irían ordenando. En la sala tienen algo de "cascada", como una vertiente, arrancan de arriba hacia abajo super alineadas arriba y luego se van dispersando, como diluyéndose, no son un grilla ( la grilla cuadradita de instagram) sino como si intensionalmente quisiera desarmarla. En su mayoría con una vista cenital, las fotos terminan componiendo una gran mesa, una mesa/puzzle, un banquete.
Banquete que nos conecta con ese visitante de la obra de Walter, ese que estuvo, está y estará. ¿Querrá sentarse a la mesa con nosotros? Y ¿Cuánto perdurará de él cuando ya se haya ido?

/Camila Rufiner Walter Musich María Jimena Introspección. Casa de la Cultura de Entre Ríos Abril 2019

viernes, 19 de abril de 2019

La conexión paraguaya

Resultado de imagen para feliciano centurión
Acaso son ilegales / los pisos floreados? / Sí, / tal vez a ella le guste /
un poco mucho el dorado, / pero ¿qué importa? / Después de todo, / ¿Qué es el buen gusto?”
“Asumo la cotidianeidad, lo banal, la ironía, lo lúdico, la alegría y diversión. Imágenes soñadas, cotidianas, obvias, con sabor a kitsch que me confirman que la pintura es simplemente un acto de fe.” Feliciano Centurión
Primero pensar en su nombre, “Feliciano”, que es algo así como “que se considera feliz o afortunado”. Que tu nombre signifique “felicidad” es un poco fuerte pero a la vez maravilloso. Lo traigo a cuento para pensar en cómo nuestros nombres nos marcan, si es que tal cosa sucede, ¿no? Y pensar en si en Feliciano Centurión eso sucede realmente. O bueno, algo se puede definir o intuir una vez que vemos el documental Abrazo íntimo / Al Natural, dirigido por Mon Ross. Por otro lado, pensar en qué significa para nosotros y nosotras, como entrerrianos paranaenses, más específicamente, ese nombre: “Feliciano”; hacia dónde nos proyecta. Y lo primero que pienso es que nos traslada al norte de la provincia, y en mi caso a la eterna confusión entre cuál es cuál, cuál es Feliciano, Federal y Federación. Que esta confusión se suma, por lo general a los que solemos, tal vez equivocadamente mirar “hacia abajo”, hacia Santa Fe/Rosario/Buenos Aires, y al no saber qué pasa “hacia arriba”, en Corrientes, Chaco, Formosa, Misiones, Paraguay, y así hacia todos lados, porque en el fondo siempre sabemos poco y nada de muchos lugares. No saber “qué pasa” en muchos sentidos, que supongo que le debe pasar a un neuquino sobre nuestra provincia: una vez fui a Neuquén y pedí una guía telefónica de Entre Ríos y me dieron la de Chaco y le dije que no, que quería de Entre Ríos, y la chica del locutorio me dijo “sí, sí, Chaco…Entre Ríos” como si fuese todo lo mismo. Confusión al fin, pero esa es la confusión que nos toca a nosotros. El documental sobre Feliciano Centurión es una doble ganancia en relación a los dos ejes anteriores: el del artista y del/su lugar. Por un lado, nos sumerge en la vida del artista retratado; por otro, nos traslada a una región cuyos vínculos siempre están pendientes a ser explorados. Y agrego una tercer ganancia que es la de permitirnos pensar sobre nuestra propia obra y nuestro contexto teniendo a la película como guía y cómo los mitos fundantes se vuelven sólidos o adquieren fluidez con los años: Primer contacto con Paraguay, en el año 1992. Un niño camina con su papá por la peatonal de Paraná y doblan hacia la cortada Venezuela. Ahí había un tendido de puestos a los que todo el mundo le decía “los paraguayos”: había promoción de cassettes y de posters. El niño recuerda dos en particular: Guerreros del arcoiris, de Rata Blanca, que tenía una espada con un águila, un mago, un castillo de piedra, cumbres nevadas, truenos y letras como talladas. Ese fue su primer acercamiento a algo parecido a una obra de arte. Al cassette lo escuchó solo dos veces, pero a la portada la dibujaba y dibujaba generando variantes incluyendo una L y una M. El orígen de ese cassette se le hace dudoso, cree que fue un regalo para su hermano. Por otro lado, Dangerous, de Michael Jackson también del mismo año, con una ilustración en la tapa que tenía la mirada de Michael y un bucle de pelo cayendo y como la entrada a un Neverland, con monos coronados, mujeres barbudas y arlequines dorados. Año 2004: tres artistas viajan una vez al mes a Chaco y Corrientes por una beca, una de las docentes es gran amiga de Feliciano Centurión, y aparece entrevistada en la película. Los tres llevan unos delirios importantes, uno había hecho una serie de platos de cumpleaños de los Teletubbies pintados con la palabra “Anhelo” encima con tempera negra. Otra había pintado unos jeroglíficos con negro y amarillo unos huesos de costillas que le habían sobrado de los asados familiares y unas obras mullidas de tela y algodón que servían para cobijar/abrazar/jugar. El tercero armaba unos mapas en papeles grandes, colocaba distancias y linkeaba cosas de la ciudad de Paraná súper extrañas. La docente es muy expresiva, con sus gestos y su mirada te puede decir mil cosas. En cierto momento, los mira anonadada y les dice, “¿Cómo llegaron a esto?” (ahora a la distancia uno de ellos piensa que el “esto” fue una mezcla de amor y horror), “si por allá no pasaron ni el Rojas, ni Fabián, ni Gumier, ni Pombo ni nada”. No recuerdan qué le respondieron, pero fue como el emoji del “¿meh?”. Así eran en aquel momento, después se dispersaron y cada tanto se siguen reencontrando. Año 2013: dos artistas están dando un taller en Santa Fe. Al mismo asistía una amiga artista santafesina. Ella es nacida en Formosa y en su obra lo que hacía era combinar unos dibujos geométricos muy delicados con un bordado de aguja e hilo sobre el papel con motivos, por lo general, circulares. Ese tipo de tejido se conoce como “Ñanduti”, una expresión guaraní que significa tela de araña. Es un tipo de bordado decorativo que vino por vía europea pero que en las manos de las tejedoras guaraníes cobró otro sentido. A la vez la artista, trae de la tradición guaraní algo del arte plumífero, en sus pinceladas, en la forma en que se condensan hacia el centro las líneas. Pienso ahora, en el título de la película Abrazo Intimo / Al Natural. Pensar qué es algo “natural” en el arte y pensar lo natural como un “relato de origen” que le permite a Mon Ross adentrarse en la vida y obra de Feliciano Centurión y en cuáles son, en cada uno de nosotros, esos “relatos de origen”, y cuánto de esos relatos nos liberan o en cambio nos aferran a determinados lugares y circunstancias. Texto escrito para la proyección de Abrazo Intimo / Al Natural de Mon Ross proyectada en Paraná por Relámpago Verde y publicada en El Flasherito Diario