Pensaba que cuando uno se pone a dibujar
lo hace en busca de preguntas y en busca de respuestas, se me podrá decir que
en el cocinar, el bañarse, o el inflar una bicicleta estaría también presente
la búsqueda de preguntas y de respuestas, pero creo que en el dibujo esa
pregunta o esa respuesta se nos puede presentar de manera casi inmediata.
En desplazar un objeto sobre una
superficie y que en ese movimiento se genere un trazo una línea, por torpe o
breve que sea, hay algo que se vuelve visible primero para quien lo realiza.
En ese encuentro, del objeto sobre la
superficie, algo, aunque sea súper pequeñito sucede.
Y luego lo ven los demás, la persona que
amas, odias o que no te pasa nada, la que estaba por casualidad o porque le
interesa lo que haces o porque estaba matando el tiempo por ahí.
Y a veces a ese que estaba durante o
después de que vos dibujaras le dio ganas de hacerse preguntas o ir en busca de
respuestas y siente que ese trazo que hiciste puede ser un buen lugar para
comenzar su búsqueda.
Su búsqueda lo puede llevar al orden o al
caos, pero probablemente se sienta motivado a tomar un objeto y desplazarlo
sobre una superficie y hacerse cargo del legado imborrable que le delegaste.
Bueno, entonces se produjo algo
maravilloso a escala humana, de uno a uno, y así por suerte seguirá sucediendo
confío, por mucho tiempo, con el dibujo.
* Texto para Una línea infinita de Victoria Ruíz Díaz
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