sábado, 12 de febrero de 2022

Conceptualismo de baja insistencia y su escuela

 Una extraña noche

Entre arena y risas

Se subía de tono

Entre hielo y discreción.

Desatar cenizas

Ceder y dejarse llevar.


Altocamet 

Pasión descalza / Velada bristol casino

 1998



Entrar al taller de Alejandro es entrar a un laberinto que construyó en Alberdi 3350 de Chajarí de múltiples ingresos y múltiples salidas. Podes entrar pensando que estás en una biblioteca y salir en un taller de grabado, entrar por el taller de cerámica y salir por la habitación de la residencia artística, entrar por el jardín y salir por su obra, y así hasta encontrarte con vos mismo en esa cinta de moebius. Pero en la obra vida de Ale está todo en proceso, sucede, transiciona, muta. Por lo que el taller de grabado pasa a ser biblioteca, la biblioteca residencia y así. Nada es fijo, antes arena, ahora cristal.
En la película Barton Fink, John Turturro tiene en la habitación del hotel donde vive y trabaja para la industria del cine, un cuadro colgado de una mujer de espaldas mirando el mar, haciéndose sombra con la mano, mirando el infinito. Una sombrilla la secunda.  No se si es una foto coloreada o una pintura, no vemos su rostro, pero sí el romper de la ola próxima a la orilla. A su izquierda una ventana, a su derecha la puerta, no superan, estimo, los 16 metros cuadrados.

Y aquí la conexión, Ale pasó un buen tiempo en Mar del Plata, y en una de las entradas que mencioné previamente, tiene colgada a la altura de mis ojos una obra pequeña. “Marina” se llama y es plástico montado sobre un marco antiguo. El plástico es celeste, plástico rescatado, recuperado de la calle de bolsas de supermercado o algo así. Entonces las diferentes exposiciones al sol de esos plásticos hacen que se generen velados entre unos y otros. Barton Fangi / Ale Fink (?) Pero a diferencia de Fink, Ale conoce y entiende la industria de las artes visuales, sus mecanismos, sus disputas y tensiones. Y así cada charla con él es sinónimo de regocijo y de complicidades.


Hacer de una obra algo cotidiano, pasar por el costado. Al estar en un pasillo de 80 centímetros no se genera una distancia por lo que la experiencia frente a “Marina” es inmersiva y debo cubrir mis ojos, hacer sombra con la mano.

Le digo que esta obra nos sobrevivirá, me cuenta sobre la vida de un plástico, de los que hay ahora que se desintegran. Me quedo con eso que parece eterno y tal vez mañana no exista.

¿Qué ficción nos salvará?
“Bonito día, he dicho bonito día. Sí, lo es. ¿Qué hay en la caja? No lo sé. ¿Es que no es tuya? No lo sé. Eres muy hermosa, ¿trabajas en el cine? No digas pavadas”.

Dejar huella y retirarse. Pero no será una huella indeleble, estanca, o normativa. 

“La plasticidad es el cuerpo del tiempo, o el cuerpo convertido en tiempo. El cuerpo del tiempo, es también, por supuesto, el cuerpo del sujeto” nos dice en La plasticidad en espera, Catherine Malabou.

Me gusta la idea de un conceptualismo de baja insistencia y una posible escuela. Allí donde se suele hacer del esfuerzo, desarrollo, proyecto y concentración un culto, Ale se desplaza con rodeos, con varios caminos a la vez sin entrar nunca en un cuello de botella.

Mientras conversamos hace compost, hablamos sobre la conexión Arena - Oro - Dinero.
Quedar ciegos ante su presencia, entrecerrar los ojos para ver mejor. ¿No es eso el arte, una ceguera temporaria, un agudizar la vista?


Recostadas unas sobre otras están las matrices de las últimas obras que está haciendo. Son billetes alterados, con próceres mutantes, de un solo ojo dorado, como esas imágenes que te siguen con la mirada.
Juguemos a intercambiar obras de Ale para cancelar deuda con el FMI o no. Pero estos billetes tienen un valor de cambio. ¿Será legal?
Hay un retrato de Beatriz, pero no estoy seguro de haber visto el de Jorge. Se enciman las colecciones de Dartagnan, El Tony, National Geographics, Mafalda, Tit-Bits, fascículos sobre la segunda guerra mundial, la lista sigue. Atesorar revistas y atesorar billetes.
Me estaba olvidando de la línea de horizonte, que a diferencia del cuadro de Fink que se sitúa exactamente en el medio de la obra, el de Fangi nos desborda, no hay horizonte al que aferrarnos, es como una maraña o enramada, hecho de capas, sábanas o cortinas.


Busco en youtube material sobre Ale y en un video sobre gestores culturales, ante la pregunta de qué consejo dejarle a las nuevas generaciones lo resume en cuatro palabras: trabajo, capacitación, disfrute, y pasión. Ahí una escuela


3 comentarios:

Gabriel dijo...

Gracias por el viaje, geniall

Fabricio dijo...

Un Ale Fangi al natural.

MAV dijo...

Belleza de Ale ❕🌺🌀