lunes, 25 de junio de 2007

sobre Andres Leiva


En el caso de Andrés, son obras que si bien forman parte de un programa municipal, irrumpen en el espacio urbano, no desde la corrección, y adecuación, sino como intervención o interferencias, son obras que trabajan con el paso del tiempo, y también a la desmaterialidad ( que es distinto a la invisibilidad) contradicen la obra de arte como lugar contemplación y avanzan en el sentido de que lo que sucede en el mural esta sucediendo a su vez en la calle, son los personajes de la calle, la señora que barre la vereda es la misma señora del mural pero convertida en signo adquiere otros significados ( el habitat, las condiciones de vida, la urbanidad, la contemporaneidad, las diferentes iconografías arriba detalladas).

Me cuesta pensar las obras de Andrés como algo a “preservar” y aquí va la pregunta que debemos hacernos sobre si la obra fue pensada para ser conservada, a mi parecer son obras ( y conversándolo con Andrés también) cuyo valor esta en la incertidumbre de su propio devenir, pensábamos hipótesis en relación a la idea de pertenencia y que quien se identificaba con el mural dejaría un mensaje o trataría de preservarlo, o que quien no estuviera de acuerdo ( con los redonditos de ricota) le pintaría encima aguante soda stereo, y que eso seria completamente valido ya que el juego estaba abierto ( pensando a la pared como un campo de batalla donde la multiplicidad de voces puja por ser escuchada).

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