miércoles, 26 de marzo de 2014

Al niño que todos llevamos dentro




Vos ibas en motocicleta, y sabías que no se podía llevar niños en motocicleta, por eso no tuviste niños, pero sí llevaste al niño que todos llevamos dentro en la motocicleta y a ese niño que llevas dentro le gustaba la velocidad y vos, sabiendo que ese niño en ese momento se encontraba durmiendo, decidiste despertarlo  y recodarle que era él quién amaba la velocidad.

Y ahí vas dejando cosas pendientes con la semana perdida, alivianando tu mochila, estirando el tiempo, acelerando en una carrera contra ti mismo, pero no reaccionaste a tiempo, no tu no te diste cuenta, sí tu niño que te dijo -tú también estuviste adentro y no querrás volver y no desaceleres-, y respetuoso de sus palabras y para por ultima vez serle fiel y escucharlo después de tanto años de ausencia, no te detuviste o, si lo hiciste, no fue lo suficientemente a tiempo cuando sonó la sirena.

Y la sirena desató las piezas de un dominó contenido y una a una se fueron derrumbando y cayendo, una a una sobre tu cabeza, y caen y a tu alrededor ya hay otros niños que otros llevan dentro. Pero aquellos niños no son como el tuyo, a ellos sí les gusta lo lento y lentamente sucede la primera descarga de sus martillos y sus golpes lentos hacen coincidir el sonido con la luz y la luz de la moto ya no ilumina al niño que tu llevas dentro.

Y tu cuero y tu cuero y tu cuerpo y los niños que ellos llevan dentro ya cansados de ese juego le sonríen al niño que tú llevas dentro y le dicen que tenga paciencia que a ti solo te gustaba la velocidad, pero como niño desconocías el mundo de las consecuencias. Y que vuelva a dormir que afuera ya todo termina y que tenga paciencia que ya todo se termina.

No hay comentarios: