“De repente en primavera…” así comienza el texto del dorso
de la postal de la muestra en la Galería GAP. El texto no lleva firma, pero se
me vuelve familiar, reconocible, próxima: intuyo, es la letra, el grafismo de Carlos
Asiaín, el artista poeta tal vez mas influyente en las siguientes generaciones
y vinculo magnético con la ciudad.
Los dos libros que tengo de él en casa, “Diario de gatos y
de ángeles” y “La invitada” acertadamente reproducen su escritura a mano
alzada, una cursiva de maestro de escuela, amable, una letra para completar
renglones, línea que nunca tuerce, a lo sumo se balancea. Las tías, primas y
madres docentes, los familiares que solo hicieron hasta los primeros grados,
que quedaron en esos trazos inocentes, escriben así.
Escribir tiene su costado
físico, es desplazar una punta sobre una superficie y dejar una huella. Lo
mismo sucede con el dibujo, y eso de algún modo atraviesa la muestra: el trazo
y la huella.
Digo que Asiaín es influyente porque, si bien podemos encontrar en él la
influencia del dibujo de Gloria Montoya y de otros que lo precedieron, es en la
obra de Asiaín que se referencian las generaciones intermedias y los más
jóvenes, bah esos jóvenes de casi 40 que siguen siendo medio jóvenes, la
historia del dibujo del siglo xx y xxi de Paraná.
Converso con Gloria sobre esto, que a la vez esta haciendo de anfitriona, y me
cuenta sobre esa decisión y le digo que es una decisión fuerte, creo que le
dije eso, y si no lo pensé y se lo hice notar y pienso en la potencia de los
nombres.
El arte de esta ciudad se ha hecho a partir de nombres
propios, nombres de individuos o de grupos, pero nombres al fin. Creo que la
construcción de la escena artística local, campo, o como se lo quiera llamar,
no está ni estuvo hecho de obras o movimientos artísticos emblemáticos, ni de gestiones,
espacios o estéticas, sino de personas sueltas reunidas aquí y allá transitando
y conviviendo en un contexto que le es adverso. Contexto muchas veces
complaciente, flojo, autoindulgente, pero adverso al fin.
No es ni bueno ni malo, es.
No es ni bueno ni malo, es.
Releo Sobre la autobiografía de Jorge Baron Biza: el nombre
es lo que nos va a sobrevivir, y todo lo que carguemos en él, el nombre en
nuestra lapida y unas breves líneas que nos conecten con el infinito y con el
mundo subterráneo, que también es infinito.
Todo lo que a nuestro nombre se adhiera
nos sobrevivirá. En el caso de Carlos Asiain, la poesía y la soltura de tiempos
lejanos y por venir, de Gloria Daneri, los legados, la cotidianeidad y la
raigambre, en Miguel Vesco una frescura que dialoga con los canales altos del
cable, la música de fm después de las 12 y las cartas de tarot dibujadas en
hojas cuadriculadas con papel carbónico.
Debería ir a ver la muestra de día, o debería ser una muestra que esté abierta
solo de día, que cuando el sol cae, cierra. Es que debe entrar una hermosa luz
durante el día, marmoladas las obras por los lapachos de la vereda y las dos
palmeras del patio interno de la galería, la sala tiene unos ventanales
enormes, el 40 % de la sala es vidrio que da al exterior y otro 60% de la sala
es pared donde están las obras. Desde el centro solo rotando el cuerpo y un
poco el cuello se puede ver la obra de los tres artistas, se puede ver, pero en
parte, son como habitaciones a las que uno se asoma por la puerta, hay tabiques
que nos dificultan la visión 360 total. Así entonces en un espacio de unos 24
mtrs2 es necesario mover los pies para ver la muestra completa.
Me alegra ver que la obra de Daneri vendida es la que yo hubiese comprado, es una con unas texturas que parecen cascadas pedregosas, aceitosas, resbaladizas, o de diarios viejos o papeles de guías telefónicas que fueron quedando en la casa. Es una obra pequeña de impronta vertical, pero rasgadas de manera horizontal que genera una cosa como reversible, ahora como una trama, ¿¡o una trampa?!, entonces no se si la estoy viendo al derecho o al revés, es cuadradita de unos veinte centímetros de lado sobre un paspartout. Ya me imagino a los montajistas, llamando fuera de hora pidiendo que le pasen por wassap como colgar la obra los días antes de la inauguración, un embrollo, un delicioso embrollo!!
Son como tres muestras individuales separadas espacialmente pero que a la vez
dialogan y se entrecruzan, es como un juego de cassin o billar, bolas que
rebotan entre las obras: nosotros la bola empujada por un palo misterioso
maniobrado por Carlos Gloria y Miguel. De golpe me convertí en pivote y trompo,
giro la cabeza como Linda Blair y ya estoy medio poseso, se me arman conexiones
en la cabeza.
Sera que esa es Graciela Dufau y alguien le está alcanzando un
porro desde un fuera de campo?!, estas son pinturas pintadas frente a un tele
(pienso en modo Lucas/Blair) mientras juegan al juego de la copa, son las cosas
que se nos pasan de largo en el zapping, yo jamás me quedé a ver una peli o algo
de Alejandro Doria, pero ahí lo veo enmarcado, como en bábia, la mirada
revirada y ya quiero llegar a casa agarrar youtube y ver que hay, previo
anotarlo en un mensaje de audio para no olvidarme. Ya frente a la compu me doy
cuenta que vi “esperando la carroza” “Darse cuenta” y “cien veces no debo”,
pero quiero MAS. Cuantas cosas están pasando en el fuera de campo en las obras
de Miguel, tuve que entrar a su blog para chequear algunas cosas, esa es Nana
Caymmi, pero yo la conocía mas grande y grandota, son como si las obras nos
dijeran, hey, están viendo una partecita del todo. Por otro lado esta su Olimpo
Personal: con la editorial Parientes publicamos un fanzine llamado Himnos donde
ejercita el dibujo y la rima en ese universo, pero mucho menos safado que acá.
Acá todos nos muestran el pito, es el mundo de la gente en pelotas, y encima las obras están colgadas medio altas, en el sector que para acceder hay una barra y unos escalones ( y con rima digo) y los pitos picarones en el centro exacto de las obras… nos apuntan a la cara!. Miguel nos repite: esto es un artificio, son sólo colores comprados en una artística mezclados de cierta manera sobre un lienzo, compartiendo una sala con otras cosas, iluminados con dicroicas, en un lugar impersonal, en la calle mas paqueta de la ciudad, MAS TAMBÉM ALGO MAIS.
Acá todos nos muestran el pito, es el mundo de la gente en pelotas, y encima las obras están colgadas medio altas, en el sector que para acceder hay una barra y unos escalones ( y con rima digo) y los pitos picarones en el centro exacto de las obras… nos apuntan a la cara!. Miguel nos repite: esto es un artificio, son sólo colores comprados en una artística mezclados de cierta manera sobre un lienzo, compartiendo una sala con otras cosas, iluminados con dicroicas, en un lugar impersonal, en la calle mas paqueta de la ciudad, MAS TAMBÉM ALGO MAIS.
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