Hay una obra de Valentina Bolcatto en la que está sobre lo que parece un techo de chapas, en una tarde de sol y se pone barro en las piernas, y se quita barro de las piernas de una pequeña montañita que se arma a su lado. Un aparente vaivén o tiempo detenido. Ella está descalza, de pollera y solo se ve de su cintura para abajo, las piernas descubiertas.
La historia del arte entrerrianx está hecha de oralidad, de confusiones, de marchas y contramarchas. La obra que menciono es un video. ¿Tenía audio? ¿El audio era de sonido ambiente o de ella o alguien leyendo un poema? Era un video en loop sin principio ni fin? Siento que estoy a la velocidad de la luz y viendo la vida al revés.
Le pido a Valentina que me mande un video performance que vi de ella hace también mucho tiempo, donde colecta gotitas de lluvia también de un techo de chapa con una taza.
Su mente y su brazo funcionan leyendo un algoritmo oculto, una anticipación, un mecanismo que va del codo al hombro a la mano a la taza a los ojos, a la rotación de la cadera.
La cámara fija detrás de ella, en un plano general, con luz natural de día nublado.
Qué pasará cuando la taza se llene, o cuando deje de llover. Seguiremos ahí mentalmente.
Lavar, lavar y mojarse. Si no vieron las pinturas de Valentina, tienen algo de eso. Dan lugar a lo velado, la veladura en el centro. De alguna manera su video está hecho de capas y capas, cual veladuras que se ponen en evidencia. Cero hermetismo.
Hace unos días fui a un taller de imagen en movimiento, y me recordé en casa, desde adentro, desde la ventana de la pieza con una jarrita juntando el agua de la lluvia que caía por las tejas. Esa agua luego me la tomaba porque había leído que el agua de lluvia es dulce. Y era agua fresca pero llena de tierra.
Estamos entonces, pero en espejo, ella desde afuera mojándose la frente mirando hacia arriba capturando gotas, Nosotrxs desde adentro con el buzo arremangado con el vaso.
Allí en la planicie de las imágenes proyectadas sobre paredes, o en notebook sobre la mesa de los talleres habitamos.
La acción de Valentina transcurre en el patio del Museo Provincial. Me pregunto si sabrá distinta el agua que baja por sus techos. Me pregunto por los patios, por las puertas de entradas laterales, por la vez que quedé encerrado en el baño y tuve que trepar y saltar de un cubículo al otro. Pienso en los mundos circundantes, en cómo hay allí muchas otras vivencias que las que se construyen del marco hacia adentro y del pedestal hacia arriba.
Será arte aquello que la tanza resista, parecieran decirnos. Bueno, eso está por verse.
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