Victoria es conocida como la ciudad de las siete colinas, y dicen que hay un museo ovni que tiene un metal traslúcido que es un fragmento de una nave. Si uno busca en internet la información es difusa. Se realizan peregrinajes de todo el país al museo y de temporadas de avistajes de ovnis. Así que durante un buen tiempo era el comentario recurrente, pero después me empezó a dar vergüenza ajena.
A nosotros en la escuela nos llevaban a la Abadía, que era tan extraño con el museo ovni. En la abadía siguen viviendo unos monjes que hacen sus deberes a rajatabla, rezan a toda hora y hacen mermeladas y licores que venden a los turistas. A la abadía solo se puede entrar en ciertos horarios, y los monjes están vestidos maravillosamente y tienen un aire misterioso. Es lo más parecido a Europa que conozco.
Desde que inauguraron la nueva conexión vial en la ruta 11 no he vuelto a entrar en Victoria.
El tema ovni y curas me tiene sin cuidado. Pero hay artistas victorienses que trabajan con ese imaginario, hay uno que se llama Mana que trabaja con eso. Con las máscaras, con los dobles, con los portales, con los mundos paralelos intra y extra terrestres. De una manera muy low fi, bien conceptualista de baja insistencia entrerriana.
No me puedo manejar en la ruta sin comer bizcochos. Puedo pasar días sin fumar, pero no dos horas al volante sin morfar.
Voy de visita a lo de Diana Campos, que vive cerca del barrio 5to cuartel o barrio los caleros, donde se funda la ciudad y donde se encontraban los hornos de cal en la que trabajaban los primeros pobladores.
Le propongo una entrevista sobre su obra, sabiendo que no tiene obra sino que lo suyo va por el encuentro comunitario, por los espacios colectivos, por la docencia. Diana como generosa que es, se presta al juego en el que ambos sabemos que no habrá obra sobre la que conversar.
Me incomoda, o se me hace raro cuando a alguien que no hace, o que no está haciendo, o que no le calienta si lo que hace es obra o no, le dicen “ah pero esa es tu obra”, o “ahi esta tu obra”, señalando su práctica y encasillandola como obra. Aunque la intención sea buena hay un afán del arte de traer todo a su molino. Dejen a la gente tranquila de nombrar lo que hacen como quieran.
Sin embargo ahí está: un pequeño montaje en su taller de piezas cerámicas, sobre una tabla con un paño. Son formas abstractas, parecen huesos, ramitas, eso que en la naturaleza está transicionando y mutando. Es barro sin cocer, y tiene en su taller montones de estantes con esas formitas catalogadas. Un ejercicio de imaginación, o cual es el lugar de la imaginación en lo matérico. Me encanta arriesgar un “se parece a” en todo y le digo que parecen encías, moldes de odontología, o cuando de chicos jugaba con chicle con los agujeros de pedazos de muela que me faltaban. Que algo se parezca a algo es a los fines de que su sentido que se tensione, que haya unx otrx ahí afuera.
Junto al montaje de mini cerámicas hay una pila de cuadernos. También pequeños, de mochila o riñonera, para uso íntimo. Anotaciones, pensamientos sueltos, agenda, calendario, diario de clases, devocionario.
Pienso en la práctica de Diana en ese ida y vuelta. Solo es cuestión de googlearla o ver sus proyectos, vínculos. Hay acciones que podríamos entender como expansivas y de cierto riesgo ya que implica muchos movimientos en términos políticos y sociales que exceden el marco del taller y contrastarlo con esta mini piezas cerámicas y estos mini cuadernos. Qué sucede en ese vaivén. del adentro y del afuera, de lo visible y lo invisible… no son la misma cosa? y eso, que es?
Cuéntame de tu vida y yo te contaré de la mía. Y si no arranco yo. Para eso estamos. Ella me cuenta de su familia, de sus años de estudiante, de su presente, del barrio, de cuántas chapas se necesitan para lograr el diámetro de la pileta. Los mundos circundantes y en qué lugar nos posicionamos en ese mundo.
Pensamos el malestar del presente sobre la quema de los humedales. Le cuento que la conocí en una expedición que se hizo en la isla puente, y que soy de los que crecieron de espaldas al río.
Me cuenta que de joven admiraba la obra de Enio Iommi, y nos pusimos a pensar en relaciones entre lo que ella hace y con Iommi. Sus juguetes, sus esculturas hechas con productos de bazar, previos a que los bazares se convirtieran en todos por 2 pesos.
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