sábado, 13 de septiembre de 2025

Una, dos tres, cincuenta veces ver

 


Hay unos vídeos del orador y experto en tecnologías Santiago Bilinkis que son muy entretenidos y que te dejan pensando. En general siento que acierta con lo que dice, pero uno me dejó tecleando y con el correr de los días confirmé que estaba equivocado, o que al menos su enunciado hay que revisarlo. El habla del adormecimiento del cerebro por escuchar siempre la misma música y que no escucha dos veces la misma canción o que su lista de Spotify era siempre de canciones de los últimos dos años. Que eso mantenía el cerebro activo. En un comienzo dije ah mira que interesante. Yo no veo dos veces la misma película, o leo dos veces el mismo libro (salvo con los que laburo) y no me gusta la música retro que alguna vez estuvo de moda.

Pero pienso que Bilinkis la pifia (igual estoy siendo super simplista) en qué una obra que uno ve dos, tres, cincuenta veces no está viendo siempre la misma obra si no que la obra cambia el contexto cambia y uno cambia así sea que la vio más de una vez en el día.

A mí me pasa así. Puedo estar viendo una obra semanas y pasar semanas hasta que se me ocurre algo que decir. A veces hasta ya terminó la muestra y todavía queda reverberando algún pensamiento.

Las prácticas artísticas del litoral viraron hacia un hacer así, conceptual, pero de baja insistencia. No busca lo nuevo, el próximo quilombo, o la próxima irreverencia. Hay una insistencia cordial sobre ciertos temas, sobre ciertos materiales, sobre ciertos vínculos y territorializaciones.

Antonella hace una dos tres veces la misma obra. Variaciones que como el humo placentero que se comparte cuando emerge de pipas sahumadores vasijas y candelabros. Porque en la práctica artística, la repetición es reflexión, reacción, afirmación.

Su obra vibra hacia una pasado o una tradición compartida y se proyecta en la disposición de los objetos sobre una tela brillante hacia el futuro. Habría en la puesta algo de dimensión paralela, o descocada, ¿Por qué una pasarela? Tocados por una varita mágica las piezas o un humo directo en la cara, desfilan, danzan, hacen reverencia, posan, comparten, compiten, trastabillan, se tropiezan. Una, dos, tres, cincuenta veces.


Sobre Humo placer, de Antonela ¨Peretti, en La Josefa, Santa Fe. Curaduría La dealer. Agosto 2025

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